Gastón Soublette, un musicólogo, historiador del arte y filósofo chileno, entiendo que aún lo hace. Yo lo hice, junto con muchos, hace bastantes años, me parece. cuando preparaba trabajos para la escuela secundaria, la preparatoria y aún la universidad.

Un familiar me hacía favor de prestarme para ello una máquina que hoy podría considerarse clásica: una Olivetti Lettera 32, de un agradable color azul-verde, el color podría definirse como un verde óptico.

Detrás de ella, en el tiempo, florecieron marcas de máquinas de escribir mecánicas, de marcas como Smith-Corona, Royal, Underwood, Remington, obviamente Olivetti y otras, hoy todas ellas inspiran una nostálgica admiración. Las primeras máquinas de escribir parecen remontarse hasta principios del siglo XVIII. Su uso proliferó comprensiblemente con el auge de la revolución industrial y desde mediados del siglo XIX, todo el XX y a finales de este siglo es que el advenimiento de las computadoras representó su caída en desuso.

En aquel tiempo, los espacios de oficina estaban inundados por los sonidos de las máquinas de escribir y el tintineo de las campanas o timbres de margen, así como por los sonidos del cambio de renglón y regreso del carro y el rodillo, para dar inicio a una nueva línea de texto. Luego, vinieron las máquinas de escribir eléctricas, particularmente versátiles porque contaban algunas de ellas -si no recuerdo mal, de la marca IBM- con hermosas esferas tipográficas intercambiables, cinta correctora y realizaban el cambio de renglón de modo automático, lo que hacía aún más eficaz y vistoso el trabajo de los mecanógrafos.

Esfera tipográfica intercambiable de máquina de escribir eléctrica, de la marca IBM.

El advenimiento de las computadoras sepultó, para la mayoría de nosotros, el uso de estos ingeniosos mecanismos. Es evidente que una enorme parte de lo que consideramos gran literatura fue escrito en primer lugar en dispositivos como el de la primera fotografía. Posteriormente, los editores e impresores hacían la titánica tarea de transcribir los manuscritos o los mecanoscritos originales, en planchas de tipos móviles de linotipo, o en matrices offset, para la reproducción -en tirajes por miles- de las obras que, debidamente encuadernadas, llegan hasta hoy a nuestras manos y a las bibliotecas.

Las impresoras -primero las de matriz de puntos, extremadamente ruidosas- láser y de inyección de tinta permitieron, posteriormente, que los textos pudieran ser impresos con una amplia riqueza tipográfica, para ser revisados y corregidos minuciosamente sobre papel, antes de realizar la impresión definitiva. Dicha labor de revisión y corrección también puede hacerse en las pantallas de las computadoras.

Lo que hoy vivimos con los teclados y las pantallas tácticas, a no ser por algún tipo de sonido diseñado o de reacción háptica, es casi completamente silencioso.

Cito a continuación algunos rasgos de estos hermosos dispositivos -las máquinas de escribir- que invitaban a la escritura, procedente de un sitio dedicado al tema de las máquinas de escribir:

  • Lo primero que se nota en esta máquina de escribir es lo compacta y sólida que es.
  • Es como si hubieran reducido un modelo estándar a escalas y proporciones más pequeñas.
  • Tiene todas las grandes líneas de una Olivetti y se nota como la anterior generación de Lettera 22.
  • Definitivamente es una versión más nueva y mejorada de su yo anterior. Es un poco más dura y las teclas son un poco más fáciles de utilizar.
  • Las barras tipográficas parece como si pudieran seguir el ritmo de lo que sea que les exijas.
  • No te equivoques, se trata de una herramienta profesional, a diferencia de otras máquinas portátiles que están diseñadas para el usuario doméstico que sólo se usan ocasionalmente para teclear y escribir.
  • Esta pequeña máquina de escribir es para manuscritos. Página tras página atraviesa el cristal de exposición con facilidad. Una vez que coloque esta máquina en su escritorio, su diseño de perfil más bajo nunca se interpone entre usted y sus palabras. Los portátiles más grandes se sienten como una imposición después de haber usado la Lettera 32.
  • Al principio puede que ni siquiera lo veas. Cuando empiezas a escribir rápido, a veces parece que tu pulgar necesita buscarlo. Pero no es frecuente que, a pesar de su forma estrecha, todo el teclado sea compacto, por lo que te obliga a colocar el pulgar en una posición en la que éste descansa de forma natural cerca de la barra espaciadora.
  • El retorno de carro es otro ejemplo de tamaño pequeño.
  • Es una pequeña palanca corta que sólo necesita un dedo para funcionar. Pero tiene una bonita curva para que el dedo se ajuste y encuentre el punto óptimo para un retorno suave. Y es un regreso suave. El carro se desliza sobre un tubo de acero con rodamientos de rodillos.
  • Las perillas de los rodillos de papel son una gran mejora con respecto a las 22, son grandes y fáciles de operar, y hacen un sonido de chasquido tranquilizador.
  • También es una máquina silenciosa, con la medida justa de ruido. Lo que podría ser un poco demasiado silencioso es la campana de margen. Podrías tener un oído prodigioso y ni siquiera escucharlo.
  • Los soportes de papel forman una «V» ingeniosa cuando se despliegan.
  • Sostienen el papel en lo que se siente como una posición vertical exagerada, pero a medida que usted recibe las palabras en el papel, las apreciará claramente a la vista.
  • El papel no cuelga descuidadamente sobre la parte posterior, ni tampoco es necesario que te grabes el cuello para ver lo que has escrito.

Un simulador virtual, bastante convincente, del funcionamiento de una máquina de escribir se puede encontrar en: https://uniqcode.com/typewriter/

Si te interesa emular los sonidos de una confiable máquina de escribir en tu ordenador, en esta página puedes encontrar algunas utilidades para ello.

Por otra parte y de acuerdo con ChatGPT:

La Olivetti Lettera 32 fue una popular máquina de escribir portátil fabricada por Olivetti en la década de 1960 y utilizada por muchos escritores en ese período. Aunque no hay una lista exhaustiva de escritores que específicamente hayan utilizado este modelo, algunos escritores notables que usaron máquinas de escribir Olivetti en general incluyen:

  1. Gabriel García Márquez: El autor colombiano, famoso por obras como «Cien años de soledad», solía escribir sus primeras versiones en máquinas de escribir Olivetti.
  2. Jack Kerouac: El influyente escritor de la Generación Beat, autor de «On the Road», también usó una Olivetti Lettera 32.
  3. Tennessee Williams: El dramaturgo estadounidense, autor de obras como «Un tranvía llamado deseo», escribió en una Olivetti.
  4. John Cheever: Este renombrado escritor estadounidense, conocido por sus cuentos y novelas, usó una Olivetti Lettera 32.

Es importante señalar que, aunque estos escritores pueden haber utilizado máquinas de escribir Olivetti, no siempre se especifica el modelo exacto. Además, la información sobre las máquinas de escribir que utilizaron a menudo proviene de anécdotas y entrevistas, por lo que puede no ser totalmente precisa.

Por cierto, en nuestros días, en un instante y en total silencio, los grandes modelos del lenguaje (LLM) como ChatGPT, producen textos completamente inteligibles sobre casi cualquier tema, sin tener que preocuparse de nada, salvo de utilizar un buen prompt. Sin embargo, siempre hay que tener la precaución de revisar los textos que genera la AI. Además, la inmensa mayoría de los editores de texto o plataformas para la creación de textos, incorporan correctores ortográficos automáticos, por lo que están dadas muchas condiciones para hacerlo: para escribir. Lo único que se requiere es tener algo que decir y tener una idea de cómo hacerlo.

Además de la larga lista de aplicaciones para el procesamiento de texto, algunas de uso gratuito como Writer de LibreOffice, o comerciales, como Word, Pages, etc., han evolucionado y persistido por varias décadas procesadores (desde 1984) programas como LaTeX, que ofrece poderosas utilidades para la edición y publicación académica.

Para contar con acceso a LaTex en línea y sin costo, se puede probar https://www.overleaf.com/. Las versiones descargables de LaTeX son gratuitas, dado que dicho sistema es software libre, bajo la licencia LPPL.

Uno de los sitios web más importantes sobre el uso de TeX y LaTeX, se encuentra aquí.